En el año 2011 se elaboró en Granada este amplio Informe-Propuesta sobre jubilación del personal facultativo de las instituciones sanitarias del Sistema Nacional de Salud que, por la actualidad del tema entendemos que merece la pena publicar de nuevo, teniendo en cuenta que, aunque en lo básico sigue vigente, fue realizado hace diez años.
Después de este breve resumen se puede descargar el informe completo en pdf en el enlace al final.
Entendemos desde el Centro de Estudios del Sindicato Médico de Granada que la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), como organización que aglutina la mayor representatividad laboral del colectivo médico de nuestro país, y considerando que las características pasadas, actuales y de futuro que definen el ejercicio de la medicina en nuestro Estado justifican la reiterada petición de esta organización de un régimen especial de jubilación voluntaria del médico entre los 60 y los 70 años.
El objetivo de este informe-propuesta es plantear la necesidad de un régimen flexible de jubilación, entre los 60-70 años, para todos los facultativos sanitarios que trabajan por cuenta ajena, con adaptación al ámbito del personal sanitario, de las jubilaciones parcial y anticipada ya previstas en la ley 40/2007, de 4 de diciembre, de medidas en materia de Seguridad Social.
En primer lugar, planteamos la posibilidad de prolongar, voluntariamente, la edad de jubilación de los facultativos sanitarios hasta los 70 años de edad, en consonancia con las actuales tendencias europeas, siempre que las condiciones físicas y psíquicas lo permitan.
En segundo lugar, queremos extrapolar, al personal facultativo sanitario estatutario y al personal facultativo sanitario laboral, la jubilación anticipada de clases pasivas del Estado, actualmente aplicable a personal acogido a las mutualidades.
En nuestro país llegar a ser Médico significa recorrer un largo camino formativo que no admite, desde ningún punto de vista, comparación alguna con el resto de profesiones derivadas de titulaciones universitarias. Nota extraordinaria para acceder a la facultad, seis años de estudios universitarios (360 créditos ECTS), un año para preparar el MIR y 4 o 5 años de formación especializada. En resumen tras un mínimo de 11 o 12 años de intensa y competitiva dedicación formativa, puede presentarse en sociedad el médico como un profesional reconocido y legalmente habilitado para ejercer la medicina, rondando los treinta años de edad, transcurrido más de un tercio de su esperanza de vida.
Además el proceso formativo de un médico es una obligación legal y deontológica, que se extiende a lo largo de toda su vida laboral y más allá de la licenciatura y la especialización postgrado está la formación continuada de actualización profesional y de carácter periódico y duración ilimitada.
Los riesgos de salud (físicos, químicos, biológicos, ergonómicos y psicosociales) de quienes trabajan en el ámbito asistencial de la Sanidad, constituyen un tema que cada vez cobra mayor importancia en los países avanzados.
También es preciso recordar que el contacto permanente con el dolor y el sufrimiento humano junto con los demás riesgos, conduce a cifras de burnout entre los médicos, preocupantes, incluso superiores al 70% según Martínez.
La sociedad exige al médico jornadas laborales, muy superiores a las de cualquier otro trabajador. En la actualidad y desde la entrada en vigor del Estatuto Marco, en nuestro país, al médico, se le exigen 48 horas semanales en computo semestral. Este exceso de jornada de casi 800 horas al año de media, tiene que realizarse obviamente fuera de la jornada ordinaria, llevándose a cabo en horas nocturnas (63%) y en días festivos, sábados y domingos (36%). Esta jornada en su mayor parte está ocupada por funciones casi exclusivamente asistenciales. Además con los contratos por días y horas muchos médicos han realizado jornadas de 24 horas y solo han cotizado por un día, de esta forma les será imposible llegar a los 38 años medio para tener derecho a la pensión máxima.
Que las condiciones del trabajo repercuten en la salud de los trabajadores es algo obvio, en el caso de los médicos por el exceso de jornada de las guardias, por el trabajo nocturno, con su correspondiente déficit de sueño y por el trabajo a turnos. La consecuencia más evidente del trabajo a turnos y principalmente del nocturno es la somnolencia diurna que repercute en la actividad profesional, con acumulación de errores, dificultad para mantener la atención, para percibir correctamente la información y/o dificultad para actuar con rapidez.
La medida más habitual, para disminuir las negativas consecuencias del trabajo a turnos y el trabajo nocturno en los trabajadores expuestos, consiste en disminuir el tiempo total de trabajo en el personal sometido a los mismos. Sin embargo, en el caso del personal facultativo sanitario la realidad es que, no sólo no se disminuye su jornada laboral, sino que ésta, como ya hemos señalado, se ve incrementada en un importante número de horas al año, como consecuencia de las guardias. Sería preciso establecer mecanismos para la calificación de la patología relacionada con los turnos como enfermedad profesional.
Los médicos en su trabajo están expuestos al estrés que se caracteriza por la vivencia de una situación que el individuo no puede controlar, que le supera, como una emoción dolorosa como una sensación de angustia, como un miedo al futuro. Estos sentimientos dan lugar a una serie de consecuencias psíquicas y sociales que no deberían ser ignoradas en un profesional que tiene bajo su responsabilidad la salud de los demás.
Por otro lado estudios realizados en hospitales de EEUU han demostrado que los turnos continuados de más de 24 horas triplicaban el número de médicos agotado o “zombi”. Después de 24 horas sin dormir, el estado mental es el equivalente al de una persona que supera el límite permitido de alcoholemia, lo que “es una buena estimación de las consecuencias que podría tener la falta crónica de sueño en el mundo real”.
La falta acumulada de sueño durante días y semanas empeora la capacidad cognitiva de una persona en un proceso que tal vez sea irreversible. A este respecto, conviene recordar que el trabajo de las guardias médicas ha evolucionado mucho, habiéndose pasado de ser una situación en “expectativa de trabajo” a una situación de “trabajo a destajo”, con lo que la posibilidad de descanso durante la guardia se ha visto seriamente disminuida.
La OIT recomienda desde hace más de treinta años la adopción de un sistema flexible que facilite la elección individual de la edad de jubilación en función de las circunstancias económicas y profesionales de los perceptores.
Sin duda habrá un importante contingente de médicos que, de poder flexibilizar las condiciones de su jubilación, optarían por una jubilación parcial y podrían suponer un importante activo del sistema, especialmente en épocas de escasez de recursos humanos, como la que se avecina en nuestro país con la previsible jubilación de las promociones más numerosas de facultativos.
La profesión de facultativo sanitario con exposición a agentes biológicos, físicos y sustancias químicas, la carga mental del trabajo realizado y los factores estresantes y sobre todo las jornadas extenuantes, que en ella se dan la convierten sin duda en penosa y justifica la consideración de profesión de riesgo. Además los excesos de jornada realizados a lo largo de la vida laboral implican que con 30 años de ejercicio un médico ha realizado por término medio el trabajo equivalente a 40 ó 45 años.
Las previsiones de jubilaciones de médicos para la próxima década ascienden a más de 39.000 médicos, cifra que corresponde a los médicos colegiados que hoy tienen entre 55 y 64 años. En la década siguiente, es decir, los colegiados que hoy tienen entre 45 y 54 años, sólo por efecto de la edad se jubilarían alrededor de 71.000, lo que supone más de un tercio de los médicos colegiados en la actualidad.
Esto lo advertimos en 2011 y ahora en 2021 ya estamos con un incremento muy importante de jubilaciones y pasados unos diez años volveremos a tener muchas menos jubilaciones y nuestros nuevos especialistas ¿encontraran trabajo entonces?
La mayoría de los médicos al jubilarse pierden una importante cantidad con relación a la pensión por la que han cotizado, al estar afectados por el límite de la pensión máxima y pierden mucho más con relación a sus retribuciones en activo que con las guardias superan ampliamente el tope de cotización y por tanto en esos casos las guardias ni cotizan ni computan a la hora de calcular la pensión. Para no perder tanto poder adquisitivo al jubilarse solo les queda contratar un plan de pensiones privado.
Sin embargo, las guardias si computan en el IRPF y hace que se incremente su porcentaje en 4 ó 5 puntos sobre el total de la nómina, con lo que del importe bruto de las guardias al médico le llega muy poco más del 50%. En resumen, aportan mucho esfuerzo con las guardias en impuestos directos y no les beneficia en su pensión.
Existen razones que justifican la necesidad de un régimen especial de seguridad social para los Facultativos especialistas sanitarios.
Es preciso flexibilizar la edad de jubilación voluntaria entre 60 y 70 años y desarrollar la jubilación anticipada lo que contribuiría a minimizar el impacto de las jubilaciones de las promociones más numerosas de médicos.
Computar el trabajo de forma que tenga en cuenta el exceso de jornada que realizan los facultativos sanitarios, introduciendo factores correctores que permitan acceder a la edad de jubilación con una carga laboral, en horas, que deberán ser traducidas a años, similar al resto de los trabajadores, contribuiría a evitar las desigualdades y a lograr un sistema más justo y racional.
Necesidad de revisar el tope máximo de cotización y eliminar el tope máximo de las pensiones y sustitución por su tope natural.
Informe-Propuestas-jubilcacion-facultativos-SNS-2011