Huele a huelga de los MIR

 

A estas alturas de la película, parece poco probable que los médicos internos residentes vayan a resignarse a acatar el nuevo estatuto que regula sus condiciones laborales.

Mientras el Ministerio de Sanidad insiste en que el acuerdo ha sido consensuado y suscrito con los sindicatos representativos del sector, lo cierto es que Aemir (Asociación Española de Médicos Internos Residentes) no ha participado en el proceso de discusión, y CESM se ha apresurado a desmarcarse del mismo, pese a que en la rúbrica del acuerdo figuraba agrupado con el principal sindicato de Enfermería bajo las siglas Cemsatse.

UGT, por su parte, valora positivamente el acuerdo, pero subraya su intención de seguir trabajando por mejorar el acuerdo durante el trámite de audiencia del real decreto.

Bajo la amenaza de una reivindicación contundente, la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos —sindicato que agrupa a más del 30 por ciento de los médicos— ha exigido al Ministerio de Sanidad la apertura de una mesa de negociación que incorpore a Aemir.

En estas movilizaciones contarían con el apoyo de Semergen, Semfyc, Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) y la propia Organización Médica Colegial (OMC), según acordaron en una reunión celebrada el pasado 16 de diciembre.

Según Sanidad, el texto incorpora mejoras sustanciales en sus retribuciones —un 18 por ciento de aumento— que para CESM supone 40 euros adicionales sobre un salario base de 800 euros.

El borrador del Estatuto establece que no se superarán las jornadas ordinarias de 37,5 horas semanales y no se podrán realizar más de siete guardias mensuales, mientras CESM afirma que se imponen jornadas en algunos casos de hasta 79 horas.

Las posturas están francamente enfrentadas y salvo un cambio de rumbo inminente y radical, esta primaveras volveremos a ver muchas 'batas blancas' vociferando tras una pancarta por el Paseo del Prado.