Un año más, las vacaciones; un año más, la incertidumbre; un año más, las recurridas frases de “no hay médicos”, “nos tenemos que cubrir entre nosotros”, “¿conoces a alguien que quiera venir a trabajar aquí?”,” veremos a ver si no tenemos que denegar vacaciones”,” “yo al final me voy a tener que ir a otro sitio más tranquilo”, …
Otra vez lo mismo, pero nuevamente se recuerda cuando ya el tsunami ha alcanzado nuestras playas.
Ahora solo nos queda mantener el barco a flote, “a toda costa”.
El único salvavidas planteado por nuestros superiores en esta catástrofe son los refuerzos de verano. Consiste en habilitar consultas normalmente por la tarde, para atender a la población que se desplaza al litoral durante estos meses. Una medida totalmente insuficiente que no nos sirve para sostener el desbordamiento de la atención sanitaria.
Además, su redacción correcta sería” re-esfuerzos”: Estas consultas terminan cubriéndose con los propios profesionales que quedan en pie, los mismos de siempre, confiando en el buen hacer y la voluntad de una plantilla que necesita más efectivos ya en las condiciones habituales.
Estas consultas quedarán muy bien de cara a la galería; intentarán dar una imagen de una sanidad andaluza que no solo cubre todas las expectativas y necesidades habituales de sus clientes, sino que también puede ofrecer un servicio extra en verano de un “todo incluido” allá donde veranees. Nada mas lejos de la realidad. Nos encontramos con unos facultativos que no dan más de si para cubrir entre ellos las ausencias de verano y los cuadrantes de guardias que se quedan tiritando en estos meses, pues es que, además, tienen que clonarse para que no se note que no hay personal que pueda atender estas magnificas consultas de desplazados. Son los mismos médicos que han estado por la mañana en el centro de salud, que probablemente vienen de hacer una guardia de 24 horas en los días previos, los que salen a las emergencias que puedan surgir, los que vienen de un aviso a las tantas para ver a su paciente en situación terminal, los que también por las tardes ponen la mejor de sus sonrisas para seguir atendiendo gente detrás de la barra de nuestras consultas para visitantes.
No entendemos que se puedan plantear la realización de actividades extraescolares cuando, a duras penas, podemos con todos los deberes diarios que se nos imponen.
El cuaderno de vacaciones en este caso, se debería quedar vacío.